Julio González
El pasado 4 de octubres se celebraron en Bilbao los VIII Coloquios organizados por el Seminario del Campo Freudiano de Bilbao, con el título “Dificultades del desarrollo y el crecimiento en la infancia”. Un público numeroso, casi un centenar de personas llenaba el salón de actos del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, asistió y participó con interés en las intervenciones que desarrollaron colegas de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, de otras Asociaciones Psicoanalíticas, así como colegas provenientes del campo de la Pedagogía.
En la apertura, Julio González (miembro de la ELP) propuso lo que iba a ser el tono del coloquio: una reunión de practicantes, una conversación de profesionales concernidos por una práctica, que ponen su saber al servicio de una práctica que les implica y les interroga. No se trataba por lo tanto de mostrar escalas de desarrollo, hitos que se han de cumplir, items cuantificables, tampoco de agrupar los diversos datos observables en áreas o ejes. Era otra la perspectiva: considerar todos esos fenómenos en tanto tienen sentido para un sujeto, en tanto adquieren un sentido vivido para el niño. Como señaló Julio González se trataba de comprobar durante el Coloquio la utilidad de esta apuesta.
Posteriormente, la jornada se organizó en tres mesas de trabajo.
En la primera titulada “Encrucijadas en el desarrollo” se desarrollaron cuatro intervenciones.
Fernando Martín Aduriz (Director del Centro FD de Palencia, miembro de la ELP) constató que en la actualidad ya no se conversa con los niños y adolescentes diagnosticados de hiperactividad, en su lugar se recurre a la medicación, preguntándose a qué se debe esto. La propuesta de Fernando Martín Aduriz, tras puntuar distintos tipos posibles de conversación, fue la de una práctica que ponga al niño y al adolescente en contacto con su propio inconsciente, marcando así la diferencia con las diversas prácticas de la medición y la evaluación al uso. Concluyó su intervención con la apuesta por una conversación con lo “social” como manera de luchar contra el actual afán de homogeneización, pues un mundo sin lo singular seria “un mundo sin chistes”.
Manuel Hernan (Psicólogo clínico de la Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil de Uribe-Costa, Vizcaya. Profesor de Psicología en la Universidad de Deusto, miembro de SEPYPNA) ubicó a la preadolescencia como encrucijada que transforma de modo notable el modo de estar del niño en el mundo de los adultos, encrucijada que se produce a partir de una serie de cambios (corporales, identificatorios, etc.) El preadolescente vive esta situación con un sentimiento de incertidumbre, temeroso ante lo que se avecina, lo que muchas veces se muestra como una lucha contra el mundo. Para Manuel Herranz se trata de mantener un dialogo con el preadolescente que le permita tomar el tiempo necesario para redescubrirse, pudiendo sortear así el riesgo de entrar en la actuación.
Miguel Ángel Vázquez (Psicólogo clínico del Servicio de Rehabilitación-Sección niños del Hospital Universitario La Fe de Valencia, miembro de la ELP), nos trajo su experiencia en el campo del trastorno del desarrollo no filiado, sin base orgánica. Miguel A. Vázquez recordó la función humanizadora del Otro en el encuentro con el recién nacido, función que no siempre se ejerce, o no llega, debido a contingencias dadas en el nacimiento o en la primeras etapas de la vida. Esto deja al niño en una situación de desamparo, situación ante la cual va a dar una respuesta. Se trata en estos casos de atender a dichas respuestas. Para el ponente se trata de abrir un lugar el niño en el discurso de los padres más allá de lo médico, un lugar que el niño puede venir a ocupar con un rasgo identificatorio, o tomando una posición particular que le permita incorporarse a su desarrollo, hacer un lazo con la vida.
Francesc Vilá (Director del Área Social de la Fundació Cassià Just, Asesor del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya, miembro de la ELP) aportó sus reflexiones en torno a los comportamientos perturbadores en los adolescentes, a partir de un trabajo de reflexión que desde hace siete años lleva un grupo de profesionales provenientes de la psicopedagogía, la salud mental y la acción social. Según el ponente se trata de tener una idea mínima compartida de lo que es una autoridad verdadera, una autoridad que habla de los límites para lo vivible y lo invivible. A partir del concepto de comportamiento perturbador propuso un árbol de decisión: los adolescentes que “molestan” para que podamos conversar con ellos acerca de temas cruciales que les angustian y causan sufrimiento; de otro lado, los que no molestan sino que “se defienden” de un proceso de catástrofe mental, frente al fenómeno elemental. Para Francesc Vilá abordar estas cuestiones, de un modo multidisciplinar, supone el hecho de saber de qué asunto de la vida se trata.
La mesa segunda agrupó tres intervenciones bajo la rúbrica “Prácticas Institucionales”
Rosa Mª Miró (Pedagoga, Centro de Educación Especializada Balmes 1. Cassià Just, Barcelona) planteó en su intervención un modelo asistencial de atención multidisciplinar en el trabajo con niños psicóticos y autistas, en el que tienen lugar diversas funciones (psicoeducativa, social, psicoterapéutica y psiquiátrica). Para Rosa Mª Miró se trata de establecer estrategias educativas que se adapten a las condiciones subjetivas particulares de cada alumno. Sin renunciar a objetivos generales, pero partiendo de lo real. Finalizo su intervención con toda una apuesta a la hora de orientarse hacia el bienestar y el progreso subjetivo de los alumnos: hay que consentir y no renunciar a educar
Gracia Viscasillas (Coordinadora del Centro de Educación Infantil “Patinete” de Zaragoza, miembro de la ELP) mostró en su intervención una práctica institucional de atención de niños con diagnóstico de autismo orientada por el psicoanálisis. Recordó el hecho de que, según Lacan, toda formación humana tiene por esencia refrenar el goce. La apuesta del Centro “Patinete” se inscribe en esta dirección, tomando a lo educativo como medio. A este fin señaló la importancia de que los propios profesionales se incluyan en ello, que ellos mismos se presentifiquen en tanto que regulados, pues de este modo los niños van a poder encontrar un resquicio en el que alojarse. Lo ilustró con varios ejemplos sacados de la institución.
María Verdejo (Psicopedagoga clínico en el Centro de Día Terapéutico-Educativo de Ortuella-Vizcaya) reflexionó sobre la práctica que se realiza en el Centro, que acoge a chicos entre los seis y los doce años, y que padecen, en su opinión, de un desamparo subjetivo frente a lo pulsional, sin anclajes que le permitan regular y orientar sus experiencias. En este sentido María Verdejo planteó la conveniencia de que los profesionales, educadores y clínicos, se interroguen acerca de su posición. Igualmente desbrozó algunos de los aspectos claves de una práctica institucional que busca favorecer la realización parte del sujeto de una cierta construcción que opere como barrera a la invasión de un malestar.
La mesa tercera intitulada “En los límites del lazo social” agrupo cuatro intervenciones de las que dos fueron casos clínicos.
Almudena Collantes (Psicóloga en el Equipo de Atención Temprana del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera, La Coruña) desbrozó las dificultades que la sexuación presenta en la psicosis a partir de un caso clínico. Su punto de partida fue la consideración de que todo ser hablante está llamado a interpretar el goce que experimenta en el cuerpo, lo que en la psicosis se muestra como efectos de feminización, de empuje a la mujer. Almudena Collantes desplegó las diversas estrategias y construcciones bajo transferencia que el sujeto puso en juego a lo largo del tratamiento, en particular la creación de un determinado artilugio (un gorro al que ata un collar y una mariquita) que le permite nombrar su ambigüedad sexual.
Pilar Foz (Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz-CDIAP, miembro de la ELP) subrayo la posibilidad de que el tratamiento psicoanalítico ofrece de constituirse en nuevo partenaire del niño autista. Partió para ello de un caso de su práctica, en el que de entrada se daba una situación de absoluto desenganche del Otro por parte del sujeto. El trabajo analítico posibilitó un anudamiento, frágil, a partir de un trabajo con los objetos. En su esfuerzo de construcción, el niño, logró ir humanizando ese objeto que él mismo fue para el Otro, objeto que a la vez que le representaba le permitía continuar su recorrido.
Alberto Lasa (Jefe de la Unidad de Psiquiatría INfanto-Juvenil de Uribe-Costa, Vizcaya. Director Clínico del Centro de Día Terapéutico-Educativo de Vizcaya. Profesor Titular de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco. Ex presidente de SEPYPNA) hizo un homenaje a los niños psicóticos en tanto se resisten a ser catalogados en la clínica DSM Recordó como la psicosis infantil desapareció quedando reducida al autismo, con la idea de que el autismo es exclusivamente biológico. Como señalo Alberto Lasa la clínica es tozuda, había niños que no entraban en esa categoría por lo que fue necesario ampliar el campo, dando lugar al actual grupo de los TGD. Posteriormente señalo algunas cuestiones acerca del funcionamiento psicótico, apoyándose en Kanner, Margaret Mahler y Sigmund Freud para concluir su intervención reivindicando el respeto hacia estos niños, hacia sus palabras. Frente a ciertas consideraciones del autismo en tanto que déficit, sin posibilidad de tratamiento, lo que provoca un enmudecimiento de estos niños, el ponente señalo cómo el niño psicótico nos cuenta muchas cosas, nos procura “relaciones inolvidables”.
Vilma Coccoz (Docente del Instituto del Campo Freudiano, miembro de la ELP) constato de entrada la actual sensibilidad social hacia el sufrimiento de los autistas y sus familias. En esta dirección, señalo los efectos sobre los propios autistas así como sobre sus familias que se derivan de las actuales consideraciones del autismo en tanto que discapacidad. En lugar de las técnicas fruto de dicha concepción, Vilma Coccoz sostuvo la pertinencia del tratamiento psicoanalítico en tanto que está orientado a sostener el trabajo del sujeto en su relación con el lenguaje, teniendo especial consideración del real del que el sujeto se defiende de modo radical. Concluyo su intervención indicando que hace falta formular un nuevo humanismo, un humusnismo derivado del humus del lenguaje, del terreno fértil en que cada uno de nosotros podemos elegir los trocitos con el que componer nuestro decir, a partir de un deseo propio.