Julene Zuazua
Presentación del libro «Freud y Einstein no van a la guerra» de Iñaki Markez
La preocupación de las guerras, lejos de quienes las sufren cada día, me ha llevado a este texto, escribe Iñaki Markez al comienzo de su libro. Y es que citando a Lacan, a cerca de la verdad, podemos decir que “no hay nadie a quien la guerra no le concierna personalmente”, lo sepa o no.
Un libro con intención divulgativa que titula Freud y Einstein no van a la guerra. Titulo que nos anuncia su posición ante la guerra, la negativa, no a la guerra. Pero no sólo eso también nos sitúa, con la mención a Freud y a Einstein, en un contexto histórica, la edad contemporánea. La era de los ddhhs y los grandes acuerdos entre naciones, que se van desplegando a partir de la revolución francesa. Hablamos entonces de las guerras contemporáneas, guerras en democracia podríamos decir.
Así todo, comienza este libro sobre la guerra no hablando de ellas, si no de las diferentes expresiones de la violencia que se manifiestan durante diferentes períodos históricos, y también en la actualidad. La violencia, podemos leer, aunque haya acompañado a la historia de la humanidad, en la actualidad es entendida como problema de salud pública, creciente a nivel mundial, abordada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su asamblea mundial de la salud en 1996.
Sigmund Freud y Albert Einstein habiendo nacido los dos a finales del siglo XIX, conocieron el primer gran conflicto mundial, el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra mundial. Desarrollaron su pensamiento y teorías científicas en un contexto de guerra o entre guerras.
En este libro, Iñaki habla de sus biografías, señala algunos puntos conceptuales de sus pensamientos teóricos y la importancia que estos tuvieron en la civilización. Pero sobre todo (a mi me lo parece) utiliza, sus personas a modo de símbolo de una posición decididamente pacifista y contraria a la guerra puesto que se ninguno de los dos fue a la guerra.
Destaca también las diferentes reflexiones sobre la guerra que Freud hizo en sus trabajos. Mencionaré tres:
En 1915 escribe una primera reflexión sobre la guerra: “De guerra y muerte. Temas de actualidad”. En ella se perfilan, ya, los contornos de la instancia del superyó que teorizará en su segundo modelo tópico.
El segundo escrito titulado “Instrucción al simposio sobre la neurosis de guerra” data de 1919 posterior al sexto congreso de psicoanálisis, congreso de Budapest, en el que se expusieron por vez primera los trastornos analíticos a traumatizados por la guerra.
Y, en 1932, su texto “El porqué de la guerra”, en respuesta a una carta que le había dirigido a Albert Einstein lleva. Aquí subraya especialmente la puesta en función de la pulsión de muerte, en su articulación antagónica y sin embargo inextricable con las pulsiones de vida. “Los hombres no tienden a matarse ni por placer ni por sadismo sino por ese goce oscuro” explica, en su sustancia y concluye diciendo “todo lo que participa en el desarrollo de la cultura participa también contra la guerra”.
Podemos decir así que en el conjunto de su obra, estas reflexiones sobre la guerra pueden considerarse cruciales por los avances doctrinales a los que se asocia el contenido de estos trabajos. Pero el psicoanálisis considera que no existe la erradicación del mal y no da solución a la guerra. Ni Freud ni Einstein inventan una solución a la guerra.
Sin embargo, en relación al campo de investigación del psicoanálisis, el sujeto, se puede constatar que el psicoanálisis permite un trabajo con los sujetos afectados de los traumatismos de guerra. Ya después de la primera guerra mundial el psicoanálisis suscita un interés en un contexto en el que tratar y curar los numerosos neuróticos de guerra representa una prioridad. En relación a este trabajo terapéutico, son muchas las ideas que se podrían señalar, pero hoy me gustaría señalar una: Freud diferencia las neurosis de guerra y las neurosis en tiempos de paz.
Con la orientación de esa premisa, en un articulo titulado “Prisioneros de guerra: Despiertos por la noche” de Gil Caroz y recopilado en el libro “El psicoanálisis a la hora de la guerra” Marie-Hélène Brousse podemos leer y cito:
“Los niños juegan a la guerra, incluso los futuros pacifistas. De esa forma, los niños nos muestran los fundamentos pulsionales de la guerra: el goce del sacrificio que condiciona la disponibilidad a morir, el goce de acabar con el otro que condiciona la disposición a matas y la rivalidad fálica que condiciona el teatro de los ideales, la gloria y la valentía, la fidelidad y la solidaridad. Es en este nivel en que la guerra brinda satisfacción, su goce traumático está encuadrado por el fantasma, que responde al principio de placer (…)
(…) Pero la guerra deja de ser el decorado del fantasma brillante que conjuga el goce con los significantes gloriosos. De esta manera, la situación de guerra pone al sujeto frente a su posición ética más íntima relacionada con la pulsión de muerte y goce (…)
(…) Y de este encuentro con lo real, desde el punto de vista del sujeto, ninguna solución que se base en un ideal colectivo es suficiente. El psicoanálisis nos permite entender que el hecho de que el sujeto goce, implica la traición, la vergüenza y la culpa (…)El psicoanálisis es el que está en mejor lugar para recibirlos ya que aloja a los goces poniendo distancia entre estos y los ideales” sin juzgarlos, añade.
Para finalizar y abrir la conversación, me gustaría señala una frase del libro que me ha impactado y cuestionado profundamente y es “la victima mayor de la guerra es la verdad” ¿Que es lo que se el autor quiere enfatizar con esto?
Celebrada:
12 Diciembre 19.45
Lugar: Elcano 27, Bilbao
Contando con la presencia de:
Iñaki Márkez, psiquiatra y autor del libro
Julene Zuazua, psicóloga
Brais Pereira, psicólogo clínico
Moderación: Cosme Sánchez, trabajador social y miembro de la Junta de OME
Organizado por OME y la Antena Clínica de Bilbao con la colaboración de ÁGORA Filosofía y la librería Louise Michel