Curso 2016 – 2017
Vi CONVERSACIÓN CLÍNICA DEL SCFBI
“El instante del fantasma”
15/10/2016
El curso del Seminario del Campo freudiano de Bilbao dio comienzo el 15 de octubre abriendo sus puertas a los participantes de las actividades del SCFBI con la VI Conversación Clínica, actividad de trabajo, estudio e investigación sobre la clínica. Con la exposición de seis casos clínicos que dieron a ver el modo de llevar a cabo una política del síntoma consecuente con los principios de la orientación lacaniana.
Este curso la Conversación clínica tomó el tema del fantasma como hilo conductor.
La precisión clínica del Dr. Gault docente invitado para el evento junto con las concisas lecturas realizadas por los coordinadores Sra. P. Larena, Sr. F.Vilá y Sr. F. Rueda, dieron cuenta de la sutileza dirigida a los pequeños detalles clínicos que dan cuenta tanto de los momentos de fracturas del fantasma, de franqueamientos de las respuestas fantasmáticas, de estabilización a través de invenciones de ficción fantasmáticas.
El sujeto neurótico da cuenta de cómo la dirección de una cura analítica orientada por lo real resuelve la responsabilidad de la respuesta fantasmática construida frente al enigma del DM, y del trabajo de separación de esa relación de objeto sostenida en su existencia donde goce y síntoma se entrecruzan.
Encontramos una clínica diferente para aquellos sujetos donde el velo del fantasma no se ha podido construir. Pudimos escuchar la inoperancia del dm para libidinizar la existencia de un sujeto psicótico y como una formulación delirante hace introducir algo de una ficción fantasmática, dando lugar a un trabajo de estabilización en su vida.
También pudimos extraer y aprender del trabajo realizado en la cura analítica de un sujeto esquizofrénico con la lengua y no con el significado, trabajo del que se sirve para hacer con su existencia.
El Dr. Gault destacó también cómo los casos enseñan que los cambios están también en la manera en la que escuchamos cómo se inscribe el sujeto en el discurso analítico.
En esta VI Conversación Clínica hemos podido aprender cómo realizar el esfuerzo de dar cuenta de un trabajo clínico que se refiere al fantasma aporta y enseña que lo real es soporte del fantasma, es decir, que el fantasma protege lo real.
No podemos dejar de mencionar y agradecer a los compañeros que han contribuido desde diferentes comunidades de trabajo con la exposición de los materiales clínicos fortaleciendo el compromiso de estudio e investigación clínica de la red de formación continuada que compone el REDICF de España: Sra. Margarita Álvarez, psicoanalista en Barcelona; Sra. Carmen Carceller, psicoanalista en Valencia; Sra. Carmen Conca, psicoanalista en Zaragoza; Sra. Carmen Cruz, psicoanalista en San Sebastián; Sr. Josep María Panés, psicoanalista en Barcelona y, Sr. Juan Carlos Ríos, psicoanalista en Granada.
María Verdejo
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Introducción
Enric Berenguer
26/11/2016
Enric Berenguer, Presidente de la ELP y traductor junto a Miquel Bassols del seminario que trabajaremos durante el presente curso, nos introduce en la lectura de este texto. Se trata del primer seminario en el que Lacan se ocupa de la política y de los mecanismos de poder, en un momento histórico de cambios, tras los acontecimientos del Mayo francés del 68.
Enric Berenguer propone dos referencias bibliográficas y tres ejes de elaboración. Por un lado recomienda la lectura de la conferencia de Jacques Alain Miller en Comandatuba titulada “Una fantasía”, de 2004. Por otra parte, un texto más reciente de Eric Laurent titulado “El reverso de la biopolítica”, 2016. Por otro lado, destacar que un primer eje de elaboración trata de situar este seminario en relación al trabajo elaborado por Lacan con respecto al lenguaje. En segundo lugar podemos pensar este seminario en virtud de la relación que mantiene Lacan con respecto a la enseñanza de Freud. Finalmente, una tercera vía de elaboración es situar este seminario al respecto de lo que Lacan había constituido hasta entonces como los elementos fundamentales del psicoanálisis, el Edipo y el padre.
Con respecto a Freud
Como sabemos Lacan parte de un retorno a Freud. Lacan es muy insistente con respecto a este punto manteniendo siempre una posición de volver a fundar un psicoanálisis de raíz freudiana. No obstante, en este seminario hay un cierto distanciamiento con respecto a Freud. Un corte con algunos elementos de la teoría freudiana que ahora sí abordará con un cierto tono irónico. Es un texto incómodo, un Lacan provocativo y burlón, tanto con su auditorio como con Freud. Por un lado dice que algunos hitos freudianos hay que tomarlos como mitos. Como estructuralista la cuestión del mito tiene su interés y su función, no obstante el mito aparece aquí de una manera un tanto peyorativa afectando al complejo de Edipo. En consecuencia Lacan tratará de despojar al psicoanálisis de toda adherencia mítica freudiana. Con respecto al padre, Lacan dice que esta estructura del discurso no necesita de mitos para articularse. Hace una crítica del Edipo freudiano, mostrando el declive del padre para responder a la relación del sujeto con el goce. El padre es un semblante, un velo, que tiene que ver con la relación del sujeto con el goce. Lacan trae a Moisés para decir que Freud plantea una figura que tiene valor sintomático para el pueblo judío, el padre como síntoma. Si Lacan se burla de “Totem y tabú” no obstante rescata a Moisés para ubicar la relación sintomática del propio Freud con el padre.
Es decir, en este seminario no vemos a un Lacan que vaya al rescate del padre Freud. Por el contrario Lacan sostiene una apuesta que trata de ir del mito a la estructura, para encontrar alguna articulación que nos dé una referencia más segura que los mitos freudianos. Es por tanto una operación de desnudamiento. Lacan entra en una posición fuerte, de cuestionamiento de ciertas certezas en relación al psicoanálisis. Iniciándose una corriente de desmontaje y cuestionamiento profundo sobre el psicoanálisis. ¿Qué queda del psicoanálisis en la época? Lacan encontrará una respuesta para pensar el psicoanálisis en su época, por la vía de su reverso. Una oposición entre el discurso del amo y el discurso del psicoanálisis. El psicoanálisis tendrá que situarse en oposición al discurso del amo, o lo que es lo mismo, la estructura del inconsciente. El discurso del amo es por tanto una nueva definición del inconsciente, y el psicoanálisis su reverso.
El lenguaje y el discurso
Con respecto al eje del lenguaje, aparece una primera toma de distancia con respecto a la eficacia de lo simbólico. Ya no basta con el lenguaje. En la estructura hay algo más que no es del orden del significante. Y Lacan introduce algo nuevo, el concepto de discurso. Por tanto, establece una diferencia entre el lenguaje y el discurso. Esto implica un cambio de perspectiva donde lo simbólico está marcado por una cierta insuficiencia. Ahora el Otro ya no está, pero ¿qué lo sustituye?
Por otra parte Lacan añade un nuevo elemento, el objeto plus de goce, que ocupará un lugar fundamental. ¿Cómo pensar estas cuatro estructuras que son los cuatro discursos? Una clave la aportó Jacques-Alain Miller al presentar este seminario en Burdeos, en el año 91. Dice que los cuatro discursos muestran una perspectiva nueva donde se trata de un ordenamiento. Cada discurso es un orden. La eficacia del discurso tiene que ver con un cierto automatismo. No hace falta un padre sino un ordenamiento. Se trata de un funcionamiento, de un circuito. El discurso tiene la capacidad de distribuir una serie de acciones, series, concatenaciones que se repiten. Y mientras las cosas funcionen lo que se produce es un cierto efecto de adormecimiento, un ordenamiento automático de la cultura.
A lo largo de este seminario Lacan critica duramente el Mayo francés. El poder moderno no está necesariamente encarnado en figuras de autoridad fuertes. Derribar ídolos no sirve, no habrá un verdadero cambio. Hay algo que perdura sin necesidad de una autoridad. Por eso no hay Otro, ya no hace falta. Se sustituye por una función, el Otro es ahora un lugar en el discurso. Un lugar que puede ser ocupado por diferentes cosas. El discurso como estructura de ordenamiento se impone, produciendo una sumisión del sujeto a la estructura. Esto sigue siendo así en nuestros tiempos. Lacan capta este funcionamiento del discurso que tiene mucho más poder que todas las políticas del mundo. No obstante ¿De dónde sale este poder?
La relación entre el significante y el goce
El discurso produce una operación sobre el goce del sujeto. Hay algo del discurso que regula el goce. No se trata solo del significante, hay por tanto una parte del goce que puede ser tratada y regulada por mediación del discurso. Si uno no entra en el discurso hay algo del goce que se pierde, una renuncia a un plus de gozar. En este sentido se trata de abordar la relación entre el significante y el goce. Estos se articulan de un modo más sutil de lo que pensaba Lacan. Anteriormente Lacan pensaba que el goce era inaccesible a lo simbólico. La relación entre lo simbólico y el goce respondía a lo imposible y a la transgresión. Por el contrario, en este seminario Lacan habla del goce de todo el mundo en lo que tiene de intercambiable, es decir, lo no singular del goce. No se trata pues del goce de cada sujeto, sino de aquello del goce que puede ser puesto en común. El goce tiene una relación con el significante, ¿Cuál? se preguntarán ustedes, he aquí la contabilidad. No se trata entonces de la relación de lo más singular del goce de cada uno, que ni se comparte ni se puede contar, sino que es cualitativo. La relación del sujeto con este goce singular no es homogénea ni contabilizable. Hay un goce singular que constituye el núcleo real del síntoma, pero también hay un goce que se contabiliza y que puede entrar en un dispositivo de regulación social.
El lugar de la producción, el objeto plus de goce
Lacan introduce en este seminario una cuestión fundamental, incluyendo en el lugar de la producción del discurso el objeto plus de goce, en alusión al concepto de la plusvalía en Marx. Pero ¿cómo conceptualiza Lacan esta noción? Lo vincula con el concepto de la repetición en Freud. El goce como contable lo relaciona con algo vinculado a la repetición de Freud. Allí encuentra la clave de su concepto de plus de gozar. Freud parte de una experiencia de goce primordial que uno trata de recuperar, decepción que no impide la repetición. Entonces, si la repetición sigue es porque el funcionamiento del discurso positiva esa pérdida. Por la estructura misma del discurso, lo que ahora pierdo se transforma en una positivación, una promesa, una expectativa, una posibilidad de recuperación. Esto engancha al sujeto a este discurso del amo que promete obturar su división con un goce contable… la castración. De esta forma es como el sujeto encuentra en el discurso del amo una promesa, un antídoto, una expectativa de recuperación de la castración que atraviesa al ser hablante. Lacan sitúa esta estructura del discurso a partir de una modificación de lo planteado en el Seminario 11 como la articulación de dos operaciones de causación del sujeto: la alienación y la separación.
En la alienación se trata del efecto de división que induce en el sujeto la cadena significante. La separación resuelve este efecto. De manera que el sujeto se separa de la cadena significante haciendo operar el objeto como algo tomado del goce mismo del cuerpo, para permitir una respuesta a la división del sujeto. El sujeto se aferra a su goce corporal para producir una certeza subjetiva. Es así como el objeto resuelve para separarse de los efectos de división de la cadena significante. Para esto Lacan se inspira en el fort-da freudiano. Que permite al sujeto separarse del Otro. En este seminario, estas dos operaciones van a unificarse en un funcionamiento circular de acuerdo con la fórmula del discurso del amo. En el discurso, el sujeto no puede identificarse solamente en el nivel de los efectos de la significación, hace falta que algo de su goce se articule dentro de la estructura del discurso. En el discurso hay efectos de significación pero también hay goce. Hay algo del fantasma. El sujeto recurre a la función del objeto para obturar su división subjetiva. Es un tratamiento eficaz a la división inducida por el significante que resuena con la función del fantasma de cada uno. El goce fantasmático es más socializable. El fantasma de cada uno puede operar identificaciones sociales, ¡Usemos juntos nuestro fantasma para protegernos de la división!
Ciencia y biopolítica
Al final de este seminario Lacan aborda el papel de la ciencia en tanto que discurso eficaz para producir una serie de objetos que se introducen en la economía de goce del sujeto. Los gadgets, como objetos socializables, constituyen un velo que se introduce en la relación del sujeto con su goce. Artificiales pero eficaces, y además se pueden compartir. El éxito del discurso científico es que es capaz de producir objetos, pero ¿estamos en lo mismo ahora, en nuestra época? Ahora el iphone no es un objeto inerte, como los de antes, sino que se introduce de forma más compleja. El gadget de Lacan no hablaba. Ahora en cambio tenemos máquinas complejas que introducen formas de gozar nuevas, objetos que sustituyen al otro. No se trata de simples objetos de intercambio sino que adquieren una dimensión de otro. De manera que contienen un discurso en sí mismos (Iphone), un dispositivo significante complejo que se engancha al sujeto como suplemento de su relación con el lenguaje.
Se trata entonces de un objeto más complejo. Ya no es el objeto-producto (gadget), ahora se trata de objetos que producen. Pero ¿qué es lo que producen estos objetos? Producen algo que se inserta como un suplemento en la relación del sujeto con el lenguaje, con el otro, con el discurso. En este sentido Eric Laurent dice que los objetos tienen que ver con la biopolítica, algo que se añade al cuerpo y que tiene función de órgano. De órgano suplementario, como un cyborg (organismo cibernético). Un objeto que opera con el órgano que falta. Y que a su vez es un órgano más. De manera que estos objetos obturan una cierta falta fundamental del sujeto en su relación al lenguaje, siendo el órgano que haría falta. Por otra parte, baste señalar que lo que falta en este seminario es introducir en la ecuación el cuerpo, ya que la relación del sujeto con el cuerpo es más compleja de lo que se pensaba, no quedando reflejada en la conceptualización de los cuatro discursos.
De esta manera, Laurent plantea que el discurso del amo en nuestros días se encuentra con la fisura entre el goce y el cuerpo, para cada sujeto. La biopolítica tiene que ver con estas construcciones complejas que prometen que algo del goce puede ser recuperado. Estos gadgets actuales no son solamente plus de goce sino que operan para construir un órgano capaz de reintroducir en el cuerpo algo del goce que le es ajeno. Laurent propone pensar la diferencia entre estos dispositivos biopolíticos como la esencia del poder actual, y la época de Lacan en el sentido de un objeto que es semblante.
Hay pues un cambio de perspectiva. Para el sujeto contemporáneo, el funcionamiento del discurso del amo quizás no pueda darse por supuesto ni de manera automática. Hay sujetos que no se identifican. Hay una semblantización generalizada del mundo donde la impostura del amo está a la vista, ya no es necesario denunciarlo. El histérico es el que denuncia al amo como semblante, pero hoy en día las denuncias ya no surten efecto. Hay algo de la estructura que ya no pasa por la identificación al amo, en la medida en que éste vela su goce. Ahora ya no hay velo. Muy al contrario lo que tenemos es un desmontaje del amo. La puesta en escena del goce es por tanto un éxito de la política actual (Donald Trump).
Se trata entonces de sostener la promesa de restituir algo del cuerpo que falta. Porque al cuerpo del ser hablante le falta algo. Por otra parte, es en Radiofonía donde Lacan estructura las elaboraciones sobre el cuerpo que no va a incluir en el Seminario 17. Los cuatro discursos no explican todo, pero nos permiten ubicar cierta relación del sujeto frente al goce. No obstante las elaboraciones sobre el cuerpo son centrales hoy en día. Como vemos en la biopolítica, que tiene que ver más con el cuerpo que con el significante. El cuerpo como imagen frente a la impotencia del significante. Y el uso de la imagen para atrapar algo que se le escapa. Un goce que pasa a la imagen y que se comparte universalmente (Facebook, selfies). Algo del cuerpo. Fotografiar escenas de goce, el selfie imposible (Laurent); un sujeto de goce. Ya no basta con el gadget, sino que se trata de presentar el cuerpo para engañar diciendo que “no hay ninguna pérdida”. Por ejemplo, la gente vota al que más goza. A alguien que no pierde nada. El uso de la imagen es un factor político central para nosotros. Entonces ¿Cuál es el valor de lo imaginario en la política actual?
Cosme Sánchez Alber
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulo I: Producción de los 4 discursos
ARACELI FUENTES
17/12/2016
El discurso es una estructura inventada por Lacan, que se funda en la estructura de lenguaje y que además incluye el goce. El discurso articula el goce al efecto del lenguaje.
La idea es que el lenguaje alcanza al cuerpo del individuo viviente produciendo efectos de goce. No está el lenguaje por un lado y el goce por otro, podemos experimentar cómo hay palabras que nos tocan.
Lacan está trabajando la bipolaridad de la estructura, por un lado el sujeto y por el otro el Otro y el saber inconsciente. El S1 viene a representar al sujeto a través de un campo previamente estructurado como saber, S2. Para diferenciar el S1, significante amo y los significantes del saber inconsciente tenemos el ejemplo claro en “El hombre de las ratas”. Él tenía una tormentosa obsesión, que a la gente que quería, le sucedería el tormento de las ratas. Se presenta a Freud identificado al significante “Oficial de la reserva”, un S1. Del lado del S2, Freud le hace hablar y después del despliegue de los significantes relacionados con su temor, nada cambia en su obsesión. Hasta que a partir de ciertos recuerdos de su infancia en los que él había sentido agresividad oral hacia otros dice “Yo soy esa rata sucia y malvada”. En ese momento la obsesión desaparece. El significante “rata” que formaba parte del saber inconsciente del sujeto, pasa a representarlo, se transforma en un S1. Esto es el desciframiento.
La idea es que el saber tiene que ver con ciertas palabras que han tocado nuestro cuerpo produciendo caídas del objeto a, pérdidas de goce. Caída de a quiere decir transformación de la necesidad en demanda. Esto implica que los orificios corporales se constituyen como tales a partir de la demanda del Otro, en ese agujero está la pulsión que va buscando el objeto, no lo encuentra y vuelve pero en ese ir y venir, encuentra una satisfacción. Hay palabras de una madre por ejemplo, que van a marcar el cuerpo del niño recortando las zonas erógenas por medio de la demanda. Hélène Bonnaud cuenta que el discurso tóxico de su madre, la cual había tenido algún problema en el pecho y hablaba sobre eso cuando la amamantaba, va a provocar una fijación en la zona oral (una anorexia o bulimia).
Por un lado está la pérdida de goce porque las necesidades hay que ponerlas en palabras y por otro lado una fijación de goce. El sujeto y la pulsión surgen a la vez, hay pérdida de objeto pero una satisfacción pulsional. Estos significantes que pueden ser sonidos, imágenes…(Lacan lo llama trazo unario), permiten cifrar un goce, recortan la zona erógena y los 1 tiene q ver del inconsciente como repetición, este inconsciente es saber sin sujeto, saber que afecta al cuerpo. Cuando uno de esos 1 pasa al otro lado y uno dice “Soy esa rata…», ahí sí, el sujeto aparece.
Los sujetos vienen a hablarnos de las palabras que les han dirigido y también de las palabras que esperaban y no les han dirigido. Entre esas palabras hay algunas que les han tocado de manera especial. El sujeto que es vacío, puede quedar absorbido por alguna de esas palabras que son identificaciones. Las identificaciones son necesarias para la constitución del sujeto. En el discurso analítico uno escupe esas identificaciones, esas marcas que le vienen del Otro a las que estaba alienado.
El desciframiento tiene que ver con las marcas en el cuerpo, no con los S1 que representan al sujeto porque los S1 que representan al sujeto ya están descifrados, son los S2, como en el caso del hombre de las ratas. Un significante cuando pasa del inconsciente al lado del sujeto es cuando lo representa, eso sería el desciframiento.
Susana Viar
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulo II: El amo y la histérica
VICENTE PALOMERA
21/01/2017
Vicente Palomera nos explica el segundo capítulo titulado El amo y la histérica.
A partir del año 53-54 Lacan extrae la lógica del inconsciente, un intento de definir el inconsciente estructurado como un lenguaje. Un tipo de lenguaje. El discurso del amo sería el del inconsciente.
El discurso se definiría como un vínculo con el Otro.
Con los cuatro discursos en la pizarra, comenta las 4 posiciones:
Agente ————— Otro
————————————
Verdad // producción
El Sujeto barrado (S/): la lógica del significante.
Los primeros 10 años de la enseñanza de Lacan se pueden explicar con la siguiente fórmula:
S1——————S2
————————
S/
Un S1 representa a S/ para otro Significante S2.
Con la introducción del objeto a como plus de satisfacción, en el lapsus, el chiste y en el sueño, puede completar el cuadrado para explicar la teoría de los discursos.
Si lee la neurosis con la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel y leerá la psicosis con la de Clerambault.
La histeria es un discurso
En el discurso Universitario El Saber S2 se encuentra en la posición de Agente y coloca al estudiante, al salvaje (a) al que hay que transmitirle este saber en la posición de otro y produce una insatisfacción S/. En el lugar de la verdad estaría el amo, como aparecen los Reyes católicos en el pórtico de la Universidad de Salamanca, el amo busca sumar ese saber.
Con un 1/4 de vuelta más El Discurso del Amo: El amo pone a trabajar al esclavo para producir un saber sobre el goce (a), mientras descansa sobre su ignorancia sobre este goce.
Un cuarto de vuelta nos coloca en el Discurso Histérico: Comanda la división y pone al amo a trabajar y este produce un saber S2. Sócrates el gran histérico y Hegel el Sublime Histérico encarnarían esta posición. El saber que se produce sin embargo es impotente para decir la verdad del sujeto: (a).
Con un último cuarto de vuelta tendríamos el Discurso analítico. (a) sería la parte no simbolizable que divide al Sujeto S/ y este produce S1s en la producción. Pone al amo al pie del muro para producir un saber.
En Radiofonía: La histeria es el sujeto dividido, escindido, no sabe cuál es la causa de su sufrimiento (a). Da una dimensión de dinamismo al inconsciente. No es un inconsciente que duerme, es un inconsciente que trabaja. Hay un saber que se mueve, que está despierto.
El psicoanálisis pone a trabajar al S/.
Sócrates interroga al amo, para que diga lo que sabe, para llevar al amo a la producción de un saber. Alcibiades encarna la posición del amo antiguo, no le interesa el saber, le interesa el goce. El amo que duerme en su sueño de amo, es despertado. El agente es esquivo. Sócrates guarda su secreto, muere bebiendo la cicuta guardando su secreto.
Lacan coloca a Sócrates como histérico con las cualidades de la histeria:
Agente, esquivo y que se sacrifica. Rasgos de la histeria.
El sujeto histérico es mártir, del sacrificio a la posición de mártir. ¿A qué rehúsa ceder? El petit a está en el lugar de la verdad (su secreto). La histérica se presenta como víctima, habitado por un fantasma: “Se ha abusado de ella”. Un punto traumático: víctima de una seducción, alguien que llevaba un nombre del padre. ¡Se abusa de mí!
Pone el sufrimiento en la posición de amo.
El sujeto es feliz. Se refiere a la pulsión que siempre se satisface.
La primera tesis para Freud en la Histeria era el trauma de seducción, se dejó engañar durante un tiempo.
La operación de desciframiento del síntoma histérico:
1- Fantasma de seducción sexual: Pegan a un niño, violentan a un niño. Mito de Tótem y Tabú
2- Asco por el sexo. Cuando el señor K la besa.
3- Bisexualidad. Tanto masculino como femenino, las identificaciones son lábiles y suceden de manera sucesiva.
4- Insatisfacción del Deseo, en oposición del deseo imposible del obsesivo.
La Formalización del Discurso del Amo
A partir de la dialéctica del amo y del esclavo de la fenomenología del espíritu de Hegel de 1807 Lacan desarrollará el Discurso del Amo.
El animal tiene mero sentimiento de sí. El humano tiene conciencia de sí. A esto se llega mediante el deseo, se revela un yo de un no yo. Desear ser amado, reconocido…
En la lucha por el prestigio el esclavo prefiere la vida frente a morir. Así comienza la dominación y la servidumbre. La tragedia del amo es que está reconocido por alguien que no es reconocido.
Una inversión en la primera parte del esquema de cuatro nos daría la variante del discurso capitalista:
S/————S2
———————
S1————-a
En la parte de abajo del esquema no habría impedimento (//) por lo que circularía como un bucle infernal, cada vez habría que consumir más y el sujeto sería consumido.
La neurosis como pregunta
A partir del esquema L de Lacan, El Otro, sería el lugar del inconsciente (Simbólico) que precede a la llegada del sujeto.
En la Histeria la pregunta sería: ¿Soy hombre o soy mujer? Sobre su identidad sexual. Dirigiendose al Otro encuentra una imposibilidad, no existen significantes que puedan concluir sobre su sexuación…
Y responde a este agujero, a este impasse con una reversión imaginaria. Ante la imposibilidad del sujeto de decir qué es La mujer. Se identifica al Sr K en el eje imaginario a-a´. Su yo es una identificación viril. Fascinada con la Madonna pero identificada con la falla de la identificación. Lo simbólico no puede maniobrar.
El sujeto histérico se sostiene a partir de la insatisfacción al sustraerse como objeto. A partir de operar como objeto produce división para hacer desear al Otro. Seduce y luego se va. Se escabulle. Representa a los dos, al hombre y a la mujer, el que quita el vestido y la que se lo pone.
Alienación Ir al Otro y luego sustraerse, separación.
Intenta hacerse amo del deseo. Para impedir que se extinga el Deseo aporta la insatisfacción. Objeta el goce del Otro, que no goce demasiado, rehusar al goce para hacerse desear. Entra en la intriga histérica, se sacrifica para quedarse sin una parte del goce, pero hay un goce ahí. No hay sacrificio puro.
En oposición a esto, el Obsesivo desea dominar el Deseo para ser amo o dueño de sí mismo, apaga la llama del deseo.
El sujeto histérico dice no en nombre del inconsciente, a todo lo que se le preste como significante. Protesta, yo no soy eso, soy otra. Estoy en otro lado. Dice no al 1, siempre es 2. Está afectada por el inconsciente. Ningún significante puede determinarla. El obsesivo sin embargo estaría afectado por la pulsión, la duda obsesiva.
La histérica encarna la falta en ser, siempre falta algo, necesita al menos 2 hombres. Encarna la represión originaria, estoy vacía. En cambio el obsesivo diría no existo.
Es una combatiente de la verdad, de la castración. Busca dominar por la división. No sé, no soy, estoy vacía.
Está pendiente de lo que no está dicho. Padece del sentimiento de exclusión, del lado del saber. (No sé).
No quiere cualquier saber. Pide el ser de la falta. Se identifica a la falta del Otro. Falta de deseo del Otro.
Absolutizar la posición de la nada le puede llevar al heroísmo, sacrificar el confort, los hijos, como Antígona. Siempre manteniendo el objeto, la satisfacción. El sacrificio puede llevarla a la ferocidad.
Plantea la ética de la privación y muestra simpatía por la castración imaginaria; pobre, débil, judío… Las víctimas del Otro.
Para cerrar podríamos decir que el discurso histérico goza del agujero del inconsciente.
Kepa Torrealdai
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulos III y IV: Saber medio de goce y Verdad hermana de goce
Guy Briole
18/02/2017
Los capítulos tres y cuatro del Seminario 17 tienen por título “Saber medio de goce” y “Verdad hermana de goce”, y su comentario corre a cargo de Guy Briole.
El Sr. Briole inicia la clase destacando que el Seminario 17, dictado en los años 69-70, supuso un momento clave en la enseñanza de Lacan. Este avance conceptual, expone, tiene su marco en los acontecimientos de Mayo del 68, con las consecuencias en la forma de entender el lazo social que produjo y el desplazamiento del Seminario a la Facultad de Derecho en la Plaza del Panteón en Paris. Es en este contexto que Lacan inicia su segunda enseñanza pero sin que esto suponga un abandono de la primera. La segunda, no sin la primera, asegura Briole.
El docente hace un paréntesis en la exposición de los capítulos para resaltar que Lacan se dirigía al sujeto estructural “porque hay puntos cardinales que no cambian”. Ambos, Freud y Lacan, cuando hacían una lectura del sujeto tocaban el mismo punto de éste, nos recuerda Briole. No hacían psicología ni sociología. Y continúa, el retorno a Freud que rige toda la primera enseñanza de Lacan no es para hacer caducas sus teorías sino para renovarlas a partir de su época. La clínica, matiza el profesor, tiene que inscribirse en su época.
¿Permanecen actuales los cuatro discursos? La respuesta pone de manifiesto que los cuatro discursos no son la verdad, son una orientación. Por ejemplo, en el discurso universitario se evidencia que cuando uno se inscribe en él se produce algo cultural en el sentido social. Tanto en el siglo XVIII como en el XXI lo que produce el discurso universitario es una tesis, nos dice Briole.
En el Seminario 16, nos recuerda, Lacan deja claro que la esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras. Sin palabras, continúa, porque el discurso es una estructura que sostiene al sujeto en el mundo, que sostiene sus vínculos sociales. Subraya Briole que lo que al analista le interesa y por lo que se interroga es por lo que causa ese discurso (el lugar del agente). Por lo tanto, nos aclara, la estructura no se debe confundir con el discurso del análisis.
Continúa la exposición mencionando que el sujeto solo puede ser representado por un significante para otro significante. El sujeto, nos dice, se encuentra ligado a una pérdida, a una renuncia de goce que, sin embargo, produce una plusvalía, un plus de gozar (concepto de plusvalía que Lacan retoma de Marx) que es, a su vez, un motor. Por efecto de una pérdida el sujeto es deseante, formula el docente. Insiste, que el deseo no se repone solo, que no se produce algo sino se gasta algo (idea esta que Lacan toma del tercer principio de la termodinámica). Siempre se pierde algo, por eso siempre se desea. Además, el deseo no se puede reanimar desde fuera, es el analizante desde su posición ética el que tiene que encontrar aquello que bloquea su deseo, concluye el Sr. Briole
Avanza la clase recordando que este seminario se impartió en 1969 y que lo que se dirimía en la gran crisis de la universidad del 68 era una cuestión de poder.
Nos indica Briole que en el discurso universitario el lugar del saber (S2) está en la posición que comanda el discurso, mientras que el significante que representa al sujeto (S1) está en la posición de la verdad. El resultado de esta combinación es todos iguales. Es decir, ponerse al servicio del significante amo para producir lo mismo. Sin embargo, puntualiza, en psicoanálisis el saber se trasmite en el análisis mismo. El analista no está en posición de poder, está en posición de semblante del objeto causa y no está identificado con el objeto a. En el discurso analítico el lugar de la verdad está ocupado por el saber, explica el Sr. Briole.
Continúa la clase recordando que Lacan en sus clases no estaba en posición de profesor universitario. Por el contrario, se dejaba llevar por su propia elaboración, su posición era la del analizante. No es a partir del saber (S2 ) que se define un sujeto. Ese fue el error de Laplanche, no darse cuenta de que el lenguaje es la condición del inconsciente, que es lo que causa el sujeto, que el sujeto no es causa de sí.
Sin un S1, prosigue, nunca habría un sujeto. Este saber no es constituido, es un saber siempre por venir, un lugar para inventar. Sin embargo, el saber no existe sin un discurso. El saber en la universidad rechaza la posición de sujeto, ese es el punto en común que tiene con el discurso de la ciencia.
La histérica, por su parte, muestra una pasión por la verdad. La histérica interpela al discurso del amo y le empuja a producir un saber. Un saber que el discurso universitario recupera.
Siguiendo con el comentario de los capítulos, Briole articula que el sujeto (S) al principio es todo goce. En un punto es marcado por un S1, este S1 se repite ante S2, que hace surgir un tercer término S, como efecto de la incidencia del S1 sobre el S2. El objeto a es el producto de esa operación. El objeto a escribe la función del objeto perdido que Lacan toma de Freud.
Freud, en un primer tiempo sitúa, el deseo a través de la interpretación. Posteriormente, con “Más allá del principio del placer”, inaugura un segundo tiempo en el que la repetición cobra un sentido diferente. Para Freud la pulsión de muerte está entre la vida y lo inanimado, eso es la repetición. Sin embargo, para Lacan el deseo se identifica al placer, y la repetición es la que introduce el goce.
La repetición es retorno de goce, marca un goce, marca una frase. La repetición es de lo mismo y en este fracaso siempre hay una pérdida de goce. Es en este sentido de pérdida donde se inscribe el discurso de Freud sobre el objeto perdido. Repetición que Lacan retoma a partir del rasgo unario. La primera inscripción significante.
En la última enseñanza de Lacan, en cambio, es la Lalengua la que marca el cuerpo, puntualiza Briole. Hay un primer significante fundamental, un S1 que le viene del Otro, que marca lo real inscrito en el cuerpo, y hay que ponerse a la tarea de decir algo de ese agujero en lo real, que no es un imposible de decir. Lo imposible ya está en lo que decimos. Además, decir que es imposible supondría un punto final de los discursos. El discurso analítico, destaca el profesor, nos lleva a hablar aunque no se pueda decir nada. En psicoanálisis siempre hay algo que decir, lo que es imposible decir, mejor hablarlo.
Esta primera inscripción significante no es sensorial, un sujeto no es del conocimiento, un sujeto se deduce, solo hay percepción significante. No hay nada en común entre el sujeto del conocimiento y el del significante, nos explica Briole.
Sobre el concepto de entropía que Lacan utiliza, Briole nos aclara que sirve para ilustrar que siempre hay pérdida y siempre ganancia. En este sentido podemos entender el intento de recuperar esa pérdida a través del plus de gozar. Esa contabilidad del goce es la que está en relación con el rasgo unario. Repetición que no es rememoración.
Hay verdades, no verdad, pero cada verdad es una verdad. La verdad no se atrapa, se desliza, solo se atrapa como ficción. La verdad es inseparable de los efectos del lenguaje.
Va concluyendo la clase con la mención del concepto de revolución que Lacan asocia al movimiento de los astros y el regreso al punto de partida. La posición analítica pretende producir una subversión no una revolución.
El primer Lacan viene dado por la idea del inconsciente estructurado como un lenguaje, mientras que el segundo Lacan es el de la Lalengua que marca el cuerpo. El lenguaje es el universal de la estructura mientras que la Lalengua es siempre particular. El primer Lacan hace énfasis en el lenguaje universal, el segundo Lacan lo hace en la Lalengua privada.
Y con esta brillante disertación concluye, sin tiempo para más, la exposición de estos capítulos.
Inmaculada Erraiz
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulos V y VI: El campo lacaniano y El amo castrado
Esthela Solano
18/03/2017
Esthela Solano hace una introducción para situar qué lugar ocupa el Seminario XVII en la enseñanza de Lacan y qué lugar ocupan los capítulos V y VI en dicho Seminario. Hace un recorrido preciso y ordenado desgranado la enseñanza de Lacan. Comienza en el campo freudiano. Con el algoritmo de Saussure Lacan formaliza el campo freudiano y en un segundo momento lleva el campo freudiano más allá del padre, y esto implica abrir el campo freudiano al campo lacaniano, al campo del goce.
Con el más allá del padre Lacan extrae al psicoanálisis del Universal, que le permite una apertura a la exploración de los campos del goce. Y en esta lógica construye los cuatro discursos. Un discurso es un modo de lazo social, implica un dispositivo de producción de goce y también de suplencia del goce que debería ser y no es. El discurso del amo es el discurso del inconsciente, el discurso del analista es el reverso del discurso del amo. El campo lacaniano es el campo del goce. El responsable de la pérdida de goce es el lenguaje.
Más allá del Edipo. Lacan extrae a las mujeres de la lógica del penisneid, las lleva más allá del falo, más allá del padre, al campo de lo real que es lo propio del goce femenino. Es un fantasma masculino al cual las mujeres adhieren su neurosis, suponer que a la mujer le falta un pene y que por eso valen menos. Es la forma de tratar el horror de lo femenino. Esa cosa de lo femenino aterroriza no solamente a los hombres, porque es un terreno en el que no tenemos la medida fálica. Es un espacio no representable y es angustia, y sólo un análisis permite entrar en ese espacio, y descubrir que se puede estar muy bien ahí, nos dice Esthela Solano. Es un real que hay que hacer con él y que puede ser incluso fuente de creación, no solo de angustia y horror. Un goce del que testimonia Teresa de Ávila.
Más allá del Edipo en Dora. Freud fue víctima de sus prejuicios y supuso que a Dora le interesaba el Sr. K. Pero lo que a Dora le atraía era la Sra. K, como objeto de deseo del padre y del Sr. K. Dora es el tercer hombre. Ella quiere que el órgano del Sr. K. como el de su padre se ofrezcan a la Sr. K. La operación Dora es la operación macho. Hacer de la Sr. K, de la blancura extraordinaria de su cuerpo, un objeto de deleite, de goce. Un objeto que condensa la mirada de Dora. La misma fascinación que encontramos ante la Madonna Sixtina.
Dora identificada al hombre, obtura con el fantasma y el objeto este lugar. Esta es la operación Dora. La mirada en el cuadro remite a otro objeto muy primitivo en Dora, la succión. Y con el objeto mirada y el objeto oral Dora se inventó La mujer. Hace existir La mujer a partir del objeto oral porque está en su fantasma. Está su succión, el fantasma de cunnilingus, en el cual se engancha el síntoma de la tos, con identificación al padre. Dora sabía que el padre era impotente, y de las conversaciones con Madame K, supo, escuchó, dedujo… que como el padre era impotente, satisfacía a Madame K con el cunnilingus.
En estos dos objetos pequeño a, la mirada y el ora, Dora hace existir a Madame K, como La mujer. Pero para eso era necesario que el Sr. K y su padre estuvieran en la misma posición que ella con respecto a Madame K, sino la ficción se rompe.
Angelines Monreal
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulos VII y VIII: Edipo, Moisés y el padre de la horda y Del mito a la estructura
Dalila Arpin
03/06/2017
Capitulo VII. Edipo, Moisés y el padre de la horda. Dalila nos recuerda que este Seminario indica el lazo existente entre el Discurso Analítico y el Discurso del Amo, donde el Discurso Analítico toma su importancia justamente en aquello que está enmascarado en el Discurso del Amo, esto no es otra cosa que la Verdad. El Discurso Analítico se inscribe en el reverso del Discurso del Amo, es El Reverso del Psicoanálisis.
Para Lacan hay cuatro discursos (Analítico, Amo, Universitario y el discurso de la Histeria), cuatro elementos (S1, S2, a, y S dividido), y cuatro lugares (Agente, Otro, Producción y Verdad), y aquel elemento que ocupa el lugar de Agente, comanda el Discurso. Por ello la Verdad es ocupada en cada uno de los Discursos por un elemento diferente. En el Discurso del Amo por el Sujeto dividido, porque cuando el sujeto se confronta a un discurso que tiene las características del Amo, no le queda otra opción que dividirse bajo el imperativo: “Sigue. Adelante. Sigue sabiendo cada vez más”. En el Discurso Analítico en el lugar de la Verdad se aloja el Saber: el Saber en la Verdad. El Psicoanálisis introduce una versión novedosa acerca de la Verdad: la Verdad solo puede ser medio-dicha, la Verdad sigue el modelo del enigma.
Para Lacan la Verdad en el Discurso Analítico se aborda desde el deseo del analista: no es él quien suscita el deseo de saber, es quien se ofrece como el punto de mira para quien en palabras de Lacan “está mordido por este deseo particularmente problemático”. En el Discurso del Amo el saber está en el Otro, en el esclavo que es el que no solo está al cuidado de “hacer funcionar”, sino también de “hacer gozar”.
Lacan pasa a poner el lugar de la Verdad del Discurso Analítico en relación con el mito, el mito en la obra de Lévi-Strauss (Antropología estructuralista). La Verdad en el mito se sostiene en un medio-decir. En el mito se muestra que la tontería es la verdad. Verdad que para Lacan en Edipo es el deseo de la madre, es esa boca de cocodrilo que amenaza con cerrarse donde el falo es el “palo de piedra” que puede impedírselo. Verdad que en el mito de La Horda Primitiva evoca la fraternidad, fraternidad que para Lacan no se deduce si no de la segregación. Verdad que en Moisés es la transmisión: Moisés muere para retornar en los profetas.
Dice Lacan: “Hay quien dirá que lo que nos proponemos es el análisis del Complejo de Edipo como un sueño de Freud”.
Capitulo VIII: Del mito a la estructura. Freud partió de la muerte del padre para dar la clave del goce. Goce referido a la madre en tanto objeto supremo, goce que queda prohibido a partir de la muerte del padre, a partir del asesinato del padre. Para Lacan el asesinato del padre es la condición de goce. –Dios ha muerto, ya nada más está permitido.
Edipo accede al reino de Tebas y al lecho de Yocasta porque ha encontrado la respuesta al enigma de la esfinge, pero no sabe que en ello está su propio drama, está en su intento de decir la Verdad, toda. Cuando la Verdad le es revelada Edipo es la castración misma: Edipo se arranca los ojos. Es la castración misma la que precede a la sucesión.
En este Seminario, nos dice Dalila, encontramos una indicación del lugar del analista para Lacan, el analista como padre muerto. Lacan en esta época consideraba al Otro de lo simbólico como muerto, y encuentra en el Tótem y Tabú freudiano el valor estructural.
Es el padre real como operador estructural, el padre real como un término de lo imposible. Por ello Lacan al final del capítulo VII dice que el mito de Edipo es un sueño de Freud, lo es porque lo que está en el mito freudiano es -el padre real articulado a la estructura como un punto de lo imposible-, punto de estructura de donde emana el sueño. El padre real como el agente de la castración. La castración como aquello que se introduce por la incidencia del significante en relación al sexo. La castración como aquello que produce la emergencia del deseo.
Y al final la pregunta acerca del deseo ¿Y qué está en el principio del deseo? ¿Es la pregunta de la histeria: qué quiere una/la mujer? Para Lacan la salida del mito es la estructura. El goce separa al S1 del Saber en tanto verdad.
Rosa Uriz
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulos IX y X: La feroz ignorancia de Yahvé y Conversación en los escalones del Panteón
Estela Paskvan
10/06/2017
En una magnifica clase llena de finos detalles, la docente Estela Paskvan trabajó los capítulos nueve y diez del Seminario 17: La feroz ignorancia de Yahvé y Conversación en los escalones del Panteón. La novena clase es la que cierra el apartado “Más allá del complejo de Edipo” en la que Lacan construye el paso del mito a la estructura, quitando los elementos imaginarios añadidos por Freud y tomando una posición de distanciamiento con respecto a los conceptos freudianos. ¿Cómo demostrar ese paso que hace del Padre un velo, un semblante para convertirlo en un operador estructural? Lacan hace aquí con “Moisés y el monoteísmo” la misma operación que con “Tótem y tabú” tomando en esta ocasión a Moisés como un padre asesinado por su pueblo (referencia que fue presentada por Susana Viar). Se pregunta entonces: ¿por qué tuvo que hacer Freud de la muerte del Padre el asesinato del Padre? ¿Pará qué es necesario que Moisés sea asesinado –cosa que trata de probar con la ayuda de la interpretación del teólogo E. Sellin y que le viene como anillo al dedo? Un asesinato es ya un acto y un acto sólo puede ser denominado como tal en el contexto ya ocupado por la incidencia de significante, por su entrada en juego en el mundo (pág. 132) ¡No podría haber ningún acto al principio! Se da entonces una inversión de los tiempos, con lo cual el padre real sólo puede fundarse en un segundo tiempo, retroactivamente. El feroz Yahvé y el que entrega las tablas de la ley a Moisés no son el mismo, hay dos padres en juego: uno el real y otro el imaginario, que instaura la prohibición del goce. Lo que Yahvé ignora finalmente es la castración. ¿Cómo situarla? Esto quedo recogido en la exposición de E. Paskvan: el asesinato del padre en realidad vela la castración del hijo. Tal es la novela del neurótico según la cual, como el padre está muerto el hijo no goza de lo que tiene que gozar. El secreto del mito es la equivalencia entre el padre muerto y el goce, signo de lo imposible. La castración del hijo sin embargo no es un mito, es real y está hecha por el lenguaje, por el mero hecho de hablar. En ese sentido nada tiene que ver con el padre, es la función del lenguaje la que realiza la castración: el padre queda reducido a ser un operador estructural denominado el padre real.
Este es el hilo conductor que he tomado de la muy interesante clase que dictó E. Paskvan, aunque también podría destacar muchas otras cosas: situó cuatro tiempos en el desarrollo del más allá del Edipo en la enseñanza de Lacan; desarrolló el cambio que se da del padre del seminario 17 al del 20, haciendo un resumen lógico de Tótem y Tabú; planteó el poder de los significantes amos preguntándose por el poder de las imágenes en la época actual; comentó la última pregunta del capítulo 10: ¿es un sueño el saber de los explotados?… Cuestiones que podrán releerse cuando se publiquen las clases del Seminario. Será un gusto.
Iñigo Martínez
SEMINARIO 17. «El reverso del psicoanálisis»
Capítulos XI, XII y XIII: Los surcos de la aletosfera, La impotencia de la verdad Y El poder de los imposibles
Fabián Fanjwaks
17/06/2017
El Seminario “El Reverso del psicoanálisis”, señala el docente, es el que inaugura la última enseñanza de Lacan donde se plantea centrar la enseñanza en lo real. Son las tres lecciones del final, donde trata la relación del pensamiento y el afecto.
Nos habla en primer lugar del pensa-miento y del sentí-miento. El pensamiento nos engaña respecto del significante y Lacan nos dice que el pensamiento no es una categoría, es un afecto: es algo que afecta al cuerpo. Un afecto por el cual el ser hablante de un discurso se encuentra determinado como objeto.
Produce a partir del término aleteia (verdad en griego) la aletosfera, atmósfera rodeada de los objetos que dan vueltas, de los objetos a.
Introduce el número de oro y la serie de Fibonnacci donde va agregando un a, que se deduce de la serie misma. De la misma manera que el rasgo unario de deduce de la cadena significante, la barra presente es el efecto de la repetición; la barra viene a declinarse entre una cifra y la cifra siguiente. El plus de goce desencadena la sustitución de una cifra por otra, lo que permite dar una lógica clínica al segundo principio de la Termodinámica: hay una pérdida de energía.
El a viene a nombrar una pérdida de un estado a otro de la materia, una pérdida que puede ser nombrada.
Los cuatro discursos son un tratamiento del goce; después añadirá el discurso capitalista, que no es un tratamiento del goce sino una máquina de goce. El a en el discurso capitalista ya no tiene un S1 que comanda, lo que necesita es que la máquina siga funcionando; hay una explotación de los S1 de los consumidores. El capital se apoya en la producción, en las marcas, no es un puro semblante.
El S1 ha perdido el lugar de privilegio que tenía en el discurso del Amo. Lacan permite situar cada uno de estos términos en cada uno de los discursos; en el discurso del analista se producen S1, el sujeto aísla los S1 que le alienaron para apartarlos y entonces en el lugar de la verdad se obtiene un saber.
Se abre la perspectiva de lo real articulado al significante, el saber del lado del goce. La palabra, el significante, no es la negación del goce sino que se trata también del goce.
Lo real del goce que se satisface en el síntoma, la verdad miente sobre lo real del goce en la mentira fantasmática. Satisfacción del síntoma no es lo mismo que el placer, es de otro orden distinto del significante.
El rasgo unario implica la unión entre estos dos términos: significante y goce; es el primer mojón de lo que luego llamará la letra. El rasgo unario es la primera manera que Lacan tiene de articular saber y goce; después usará el término la letra como borde entre estos dos términos.
Lacan dice en este Seminario que ningún trabajo antes ha producido un saber; lo que produce un saber no es un trabajo, es la renuncia al goce; es el goce el que produce un saber. Esta cuestión es fundamental respecto al aprendizaje que se declina hoy como una suerte de imitación, de reproducir esquemas establecidos en cortocircuito de la experiencia, quedando el lugar de la verdad totalmente forcluido.
Esther González
Sesión Clínica
5/11/2016
El pasado 25 de noviembre de 2016 se dio inicio al nuevo ciclo anual de sesiones clínicas organizadas por el Seminario del Campo Freudiano de Bilbao en colaboración con Osakidetza, Servicio Vasco de Salud. Para este primer encuentro del curso 2016-2017, que tuvo lugar en el Centro de Salud Mental de Erandio, contamos con la presencia como invitado de Félix Rueda, psicoanalista, psicólogo especialista en psicología clínica, analista Miembro – AME – de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis-ELP y docente del Seminario del Campo Freudiano de Bilbao, quien se encargó de ir puntuando el caso presentado. “Las vicisitudes de un padre” fue el título elegido por María Gulbaharian para el caso que aportó derivado de su práctica como psiquiatra en el citado centro.
Comienza la sesión con la lectura del caso. Se trata de un hombre de mediana edad atendido en el centro a donde es derivado por “crisis de pánico y agorafobia”.
La literalidad del lenguaje del paciente, cosificado, no metáforico, sin empleo de la simbolización, permite una inicial orientación diagnóstica. El paciente se presenta como presa de un gran sufrimiento subjetivo, a causa de lo que nombra como “agorafobia”, que consigue soportar en parte por el sostén que de él realiza su actual pareja; sólo está tranquilo en casa, sabiendo que ella volverá lo antes posible. La clínica se ha acentuado a grado tal que, este acérrimo trabajador, se ve obligado a cesar de trabajar tras una larga historia laboral como obrero de pequeños trabajos de mantenimiento.
Padre de un hijo de su primer matrimonio, la adolescencia del chico lo lleva a elegir la vía materna, decantándose el muchacho por la vida festiva y no por la disciplina con la que el padre se identifica. El juzgado interviene para la cesión de la custodia, siendo esta instancia simbólica la que pone fin a todo vínculo entre padre e hijo.
En ciernes de la separación de esta primera mujer, tiene lugar el desencadenamiento psicótico, instaurándose entonces los fenómenos corporales. Inicialmente padece mareos, invalidantes hasta el punto de suponer una desvitalización que lo mantiene encamado durante meses en un estado, podría decirse, de mortificación catatónica. El encuentro con la psiquiatría lo conduce a un periplo de tratamientos donde, vía fármaco psicótropo, el cuerpo permanece sedado. A los mareos se sumó una angustia casi permanente y la imposibilidad de permanecer en lugares con muchedumbre, así como de trasladarse en transportes públicos, requiriendo un acompañamiento constante en sus desplazamientos, clínica que se ha mantenido hasta el momento presente. Su actual mujer encarna una presencia pura e incondicional, una ortopedia que permite soliviantar algo del trastorno imaginario que aqueja al paciente, que no puede sostener su imagen corporal, quedando como un objeto caído. La presencia de otro parece amortiguar este agujero real que se le presentifica en los diferentes fenómenos corporales.
A los fenómenos corporales se sumó una vertiente más paranoica que se hizo patente en el cese laboral con el tinte persecutorio que encarnó su figura inmediata superior. Se cuestiona en la sesión la pertinencia de fomentar esta renuncia al empleo, salida cuestionable dado el lazo que le ha permitido el trabajo abnegado a este hombre que se define como responsable y bien capacitado en su trabajo.
Afincado lejos de la urbe, aislado del gentío en compañía de su mujer actual, se entretiene con labores del campo y acogimiento y cuidado de animales de compañía. Esta “labor de mantenimiento” y la creación de un lugar de partenaire suplementario por parte del analista a modo de una presencia real, son las vías propuestas para sostener al paciente más allá de las contingencias.
Bárbara Gallastegui
Equipo de Bitácora 26
Inmaculada Erraiz, Bárbara Gallastegui, Esther González, Iñigo Martínez, Angelines Monreal, Cosme Sanchez, Kepa Torrealdai, Rosa Uriz, María Verdejo, Susana Viar, Ana Zabala (Responsable)